La que me dio la vida
La que me dio el ser.
La que sufrió el dolor de parto
No vio mi crecimiento
Mi desarrollo todo.
¡Dó consigo su rostro hermoso!
Porque su faz es todo eso
Mis recuerdos no acopiaron su devenir.
Una foto suya da cuenta de ello
De su noble y delicada faz
En el tiempo perdido de mi infancia.
Ahora mis hijas me aproxima a ella.
Son rostros límpidos inmaculados de madres
De madurada materna imagen.
Soy el hijo de rostro indefinido
Ella, madre de rostro diferido
Postergado en su otredad de vida ausente.
Madre, en el último de mis días
Mi dicha será agraciada
Nuestros rostros se admitirán en la alteridad.
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